Es absolutamente insoportable que los que nos hicieron “tragar” durante años, y con la insana intención de lavarnos el cerebro, aquellos libros de Historia, de Formación del Espíritu Nacional, Catecismos,... para que aprendiéramos bien cómo debía ser un buen patriota fascista y un fundamentalista nacional-católico, sean los mismos (o sus descendientes, o sus discípulos) que quienes hoy objetan y se enfrentan como lobos a los contenidos de una asignatura que, de una u otra forma, se imparte en los países democráticos europeos, con el único objetivo de conseguir ciudadanos democráticos y participativos, favoreciendo el desarrollo integral de la persona.
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